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miércoles, abril 24, 2024

A cuestas con las matemáticas



¿Por qué a muchos estudiantes no les gustan las matemáticas?
La respuesta suele ser «porque no las entienden». Y es que algunos de los métodos tradicionales de enseñanza de esta materia que se utilizan con frecuencia en las escuelas inciden más en el aprendizaje sistemático y memorizado que en el razonado y meditado, no teniendo en cuenta los distintos estilos de aprendizaje de los niños, dificultando así el dominio de ciertas materias, como las matemáticas.

¿Qué podemos hacer para facilitar el aprendizaje de las matemáticas a nuestros hijos y hacerla una materia atractiva?

 

Existen métodos pedagógicos tradicionales, que están diseñados para incentivar a los estudiantes a pensar matemáticamente y desarrollar sus habilidades aritméticas y de cálculo mediante el sentido común.

abacus-485705_1920El ábaco es uno de ellos. Este instrumento de cálculo, inventado en Asia Menor y considerado como el precursor de las calculadoras modernas, es utilizado como un juego por los niños, generando no solo beneficios para el cálculo mental sino para el fomento de la creatividad, imaginación, concentración, memoria visual, de orientación espacial y sensorial… los beneficios de utilizar el ábaco en la infancia son infinitos.

En las escuelas se trata de pasar lo antes posible de lo físico a la abstracción, mientras que con este sistema se permite al niño manipular físicamente las fichas el mayor tiempo posible, esto le supone estar en el mundo de lo concreto, por lo que trabajan con imágenes concretas y facilita el aprendizaje.

La franja de edad más habitual para empezar a utilizar este instrumento milenario se sitúa entre los cuatro y los trece años. Al principio los pequeños aprenden a sumar, restar, multiplicar y dividir sobre el ábaco físico. Pero a partir de los primeros niveles, empieza un proceso de independencia o separación de dicho ábaco, en el que se transfieren los conocimientos adquiridos a un ábaco mental o imaginario, mejorando la capacidad de concentración de los niños. Los niños que trabajan con un ábaco hacen una suma o multiplicación sin lápiz y papel.  

Calcular 349.521 + 854.213 + 357.312 con una calculadora, se demora una media de 15 segundos, sin embargo, un niño de 8 años es capaz de resolverla mentalmente en tan solo 10 segundos, después de aprender a manejar el ábaco.

Es la «magia» de programas como el Concepto Universal del Sistema de Aritmética Mental (UCMAS) y ALOHA Mental Arithmetic, dos originales métodos de aprendizaje que utilizan el ábaco para la resolución de funciones aritméticas, en las primeras etapas como un instrumento manual, pero después tan solo con la visualización mental de esta herramienta de cálculo.

El aprendizaje del ábaco para contar acaba implantándose en nuestro cerebro de manera similar al aprendizaje de la mecanografía para escribir. Los resultados son excelentes.

Los beneficios que estos programas pueden aportar a nuestros hijos, no solo se ciñen al cálculo mental y a la mejora de las habilidades matemáticas, sino que mejoran en:

♦Creatividad
♦Atención y concentración
♦Imaginación, visualización
♦Orientación espacial
♦Capacidad de escucha
♦Habilidades analíticas
♦Memoria fotográfica
♦Capacidad de observación

 


¿Y de adulto, puedo aprender?

Un adulto tarda muy poco en aprender a manejar el ábaco, aunque la destreza y la velocidad es otra cosa. Hay que practicar muchas horas, muchos años, muchas veces, hasta lograrlo. Un adulto a duras penas podrá visualizar un ábaco mental, algo que un niño puede lograr en pocos meses. De ahí la importancia de empezar a temprana edad.

Si quieres conocer más acerca de los programas de manejo del ábaco y el cálculo mental accede a www.cidkids.com

 

 

 

 

 

 

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